URUGUAY, Federico Ferreira. "Para el Santuario de Montevideo" se puede leer en una de las estrellas que desde el 24 de diciembre de 2006 está, junto con miles de estrellas más, en el pesebre de Schoenstatt. Es un anhelo fuerte que mueve a toda la familia de Schoenstatt de Montevideo, Uruguay, país de origen del primer Santuario filial del mundo. "A la conquista del Santuario de Montevideo!" proclama un grupo de jóvenes, que el primer día del año 2007 invita a " la Cruzada a María Uruguay 2007, por la conquista de nuestro Santuario!". Pero antes de organizar esta nueva cruzada quieren compartir sus vivencias en la caminata que realizaron hace unos meses como una "locura de amor" a María.
La historia de la Cruzada a María Uruguay 2006 arranca un sábado de mañana en la terminal de ómnibus de Tres Cruces, Montevideo (Uruguay). Un grupo de jóvenes de aproximadamente 7 personas a las 5:15 de la mañana en la Terminal de ómnibus, habiendo dormido poco, están preparados para caminar supuestamente 75 km. La Mater nos pedía ese sacrificio, y nosotros estábamos dispuestos a caminar los 75 km. ¡La verdad es que no teníamos ni idea!! Para los que pensábamos que caminar no cansa, no cuesta y no duele... ¡afortunadamente estamos equivocados!
Digo "afortunadamente estamos equivocados", básicamente, porque no hay nada mejor que pasar por un dolor antes de una "victoria". Es como en el deporte: ese dolor, ese sacrificio que hay que hacer para ser campeón, o en el estudio esas tardes de estudio cuando uno ya no puede más, o las noches sin salir, pero que se recompensan con una excelente nota. Seguro que los fanáticos del deporte entienden.
Tiempo para conversar, planificar, rezar, cantar y bromear
Retomando la historia, llegamos el sábado por la mañana al pueblo de Libertad. Ahí nos recibió el párroco; la Iglesia era una típica iglesias de pueblo del interior de nuestro país, frente a la plaza principal. Tuvimos una misa que fue muy inspiradora, luego partimos a nuestro destino, Nueva Helvecia, haciendo una parada en Ecilda Paullier para pasar la noche.
Todos arrancamos con una energía impresionante, con muchísimas ganas de pasar el fin de semana caminando junto a nuestra Madre y su Hijo. El camino era largo, había tiempo para conversar, planificar futuras actividades, rezar, hacer chistes, cantar, ¡básicamente había tiempo para todo!
El día fue pasando, las piernas se fueron cansando, se sentían las ampollas en los pies, era difícil mantener el ritmo, pero había que hacer un esfuerzo. La Mater merece mucho mas que el dolor de las ampollas, las paspaduras, las quemaduras por el sol, los dolores musculares y mucho más. Todos teníamos la motivación de llegar, no sólo por el hecho de llegar, sino por caminar cada paso por María, no había chance de que el dolor no nos permitiera seguir caminando. Todos compartíamos la misma motivación con la alegría de sabernos acompañados por los demás y por ella misma
Una inyección de ánimo
En la tarde tuvimos una inyección de ánimo. Llegó Ceci, de la juventud femenina, con muchas energías para aquellos que veníamos desgastados por el cansancio. Una incorporación fundamental al equipo de peregrinos.
Fue cayendo la tarde y el sol se apagó, pero nuestro destino aun estaba lejos. Finalmente en la oscuridad de la noche llegamos a Ecilda Paullier. Caminando hacia la parroquia donde nos íbamos a quedar encontramos el primer regalo que la Mater nos hacia, ¡ella misma en una ermita! ¡Qué recompensa! Después de tanto caminar encontrarnos con la Virgen, sentíamos que nos agradecía por todo el camino realizado y de alguna forma nos decía: "Mañana te espero en el Santuario".
A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano, a pesar del dolor, de las ampollas, del agotamiento. Desayunamos y partimos después de haber realizado una celebración de la palabra para recargar las energías del alma. Nos esperaba un tramo más corto que el anterior. El cansancio era mayor pero las ganas de llegar seguían intactas, como si ella misma nos estuviera sosteniendo en su regazo.
Sólo unos kilómetros más, sólo un paso más
Unos pocos kilómetros antes de llegar a la entrada de Nueva Helvecia llegaron varias misioneras del rosario a apoyarnos, con banderas del Santuario y de la Mater, apoyando con bocina y gritos. Fue esencial para seguir caminando sentir el apoyo de las señoras que nos habían ido a "alentar". A los pocos kilómetros, ya en la entrada a Nueva Helvecia, se nos unieron algunas personas más, varias de las chicas de la JF y jóvenes montevideanos que sentían las ganas de encontrarse con ella. En ese momento éramos varios los que no podíamos más, y su llegada nos impulsaba a seguir caminando; hasta habían preparado una canción para la peregrinación.
Encontramos un cartel que decía que faltaban 6 km para llegar al Santuario. Todos sentimos ganas de salir corriendo – y seguramente de estar en condiciones apropiadas lo hubiéramos hecho -, todos moríamos por llegar, por abrazar el Santuario.
A medida que nos acercábamos las ganas de llegar se notaban, muchos cantos, mucha alegría. Un par de kilómetros antes, nos encontramos con otra ermita de la Mater, eso nos cargó las pilas. Paramos a cantarle, a rezar y seguimos viaje. A esa altura el agotamiento era un gigante que llevábamos sobre los hombros, estábamos muy ampollados, muy quemados por el sol, muertos de sed, pero podíamos sentir la voz de la Mater que retumbaba desde el Santuario y estando tan cerca abandonar no era una posibilidad, eran sólo unos kilómetros más, era sólo un paso más.
A 500 metros del Santuario
Poco después encontramos un cartel indicando que el Santuario estaba a 500 metros. ¡No faltaba nada! ¡Obviamente foto con el cartel y encaramos la recta final! A las pocas cuadras ya nos encontramos con la Hna. Fiorella que nos estaba esperando con su ánimo y a los pocos metros se veía ¡la punta del Santuario! Ya estábamos llegando, en la última media cuadra salimos todos corriendo, no importaba el dolor, el cansancio, las ampollas, nada, era el momento del encuentro, nada nos podía detener. ELLA ESTABA ALLÍ. ¡Corrimos! No pensamos en nada más...
Finalmente adentro del Santuario, mucha emoción, algo inolvidable… ¡después de 80km habíamos llegado!! ¡Ganar la final del mundo creo que no se compara con la sensación de llegar al Santuario después de todo lo caminado! ¡Fue impresionante! ¡Entrar y encontrarse con la Mater y con Jesús ahí presente! ¡Sin palabras! ¡Sentir ese olorcito particular del Santuario! ¡Impresionante! Sentirte en casa.
Fue una experiencia única, esperamos se repita el año que viene, la idea de volver a hacerla, las expectativas de que crezca en número de kilómetros y de personas también, ¡así que esperamos verlos a todos caminando junto a nosotros el año próximo, desde ya están TODOS invitados!
A todos los que nos apoyaron con sus oraciones durante el camino y se unieron espiritualmente a nosotros queremos agradecerles porque sus oraciones se sintieron a cada paso, sería imposible haber logrado la hazaña sin la ayuda de cada uno de ustedes. Cada palabra que nos mandaron fue sustento y energía en los momentos difíciles.
¡Y los esperamos en la Cruzada a María Uruguay 2007, por la conquista de nuestro Santuario!!!
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