Escrito por P. Carlos Cox desde Roma
La bendición papal…, cara a cara…
Hoy día fue realmente un día precioso.
Comenzó con un día radiante de sol, después de un primero de mayo súper frío y
con bastante lluvia; además con una huelga de transporte público que, por supuesto,
complica la vida de la ciudad y más aún de los turistas que tienen menos
habilidad para afrontar estas dificultades,
Gracias a un contacto de la Hna Amelia Perione con el Cardenal
Montezemolo, experto en heráldica, quién diseño el “escudo de Mario”, recibí la entrada # 105 para el “reparto speciale”
de la “Udienza generale di Sua Santitá Bennedetto XVI”.
Había muchos peregrinos, especialmente de
Polonia, ya que ayer se celebraba el primer aniversario de la beatificación de
Juan Pablo II. Me ubiqué en un bloque de sillas, a mano derecha, mirando de
frente la Basílica
de San Pedro, a unas 15 filas de la balaustrada, junto a un pasillo. Un
matrimonio chileno me invitó gentilmente a sentarme al lado de ellos; pero les
dije que prefería estar solo, para estar
en silencio y poder rezar un poco. Tenía en mi mochila, una réplica de la Cruz que esta junto a la
tumba de Mario, que le regalaron a la Hna Amelia; una imagen de la Virgen Peregrina, para unirme
especialmente a Don Joao Pozzobom, con el cual peregrinamos por Roma en el
verano 1979, cuyo proceso ya llegó a
Roma y una estola que me regaló el Movimiento de Schoenstatt en Monterrey, cuyo
Santuario: “María, Camino al cielo”, cumple 10 años este 18 de mayo.
Como mi intención especial, era rezar y
colocar todo el trabajo del proceso de Mario Hiriart de tantos años en manos de
Dios y del Santo Padre, comencé en silencio a recorrer cada uno de los momentos
y realidades del proceso. Recordé y tuve presente a todos los que han trabajado por la promoción de fama de
santidad, tanto las actividades permanentes (cadena de oración, cuadernos de
Mario, misas del II Domingo, promoción de las novenas..,), como las actividades
especiales (Actos en la UC,
Colegio de Ingenieros…). Pude bendecir el trabajo que está detrás de tantas
publicaciones (la Novena,
las biografías, los folletos, las distintas oraciones, los calendarios, el
video del Canal 13…) y por último los que
participan en los numerosos impulsos pastorales que han surgido (apoyo a las misiones…).
Fui recorriendo los rostros de muchos que se han vinculado a Mario, agradecer
su entrega y consagrarlos. Un capítulo especial fue para la Hna Amelia, su entrega
generosa, creativa, tenaz y muchas veces solitaria; el apoyo de los Hermanos, de la Fundación, y su
secretaría, los postuladores, los jueces delegados del proceso arquidiocesano,
los relatores (El P. Gutiérrez y ahora el P.
Simón)…
Fue realmente un momento precioso y me
emocionó profundamente constatar en ese momento todos los que han contribuido y
están detrás de Mario. Con esta
meditación se me pasaron volando los 45 minutos que antecedieron la llegada del
Papa.
El ambiente era tranquilo, cada ciertos momentos
tocaba una orquesta, o cantaba un coro eslavo. El Papa llegó por la plaza y
allí comenzaron los aplausos y algunas aclamaciones. Luego se sentó, se proclamó
en seis idiomas la lectura de los Hechos de los Apóstoles, que narra el
martirio de San Esteban (Hech 7,55-59). El comentario lo pueden ver en ZENIT de
ese día. Para mí lo más significativo fue la insistencia de San Esteban del
hecho que ahora podrán adorar a Dios, unidos
al “templo del cuerpo de Jesucristo”; allí se hace más cercana y
real la cercanía de Jesús. Misterio y realidad, que a nosotros
se nos hace muy cercano en la realidad del Santuario Corazón.
Luego vinieron las presentaciones de los
distintos lugares de donde venían los peregrinos, muchos aplaudían, otros
cantaban, entre ellos los alemanes, que cantaron su típico “Grosser Gott, wir
loben dir…”, y un grupo de napolitanos,
que entonaron “Oh sole mío”, a todo pulmón. Lo más simpático fue que cuando
nombraron a Noruega, uno de ellos pegó un grito que se oyó en toda la plaza,
sacando aplausos esa voz solitaria. Luego el Papa dio la bendición final, los
saludos de los invitados especiales y se subió al Papamóvil.
En el momento de la bendición final me
abalancé por el pasillo y quedé justo en la balaustrada con mis símbolos, de
manera que el Papa pasó a unos 3
metros míos, fijé los ojos en él, lo saludé con la mano
y me miró con detención, y me bendijo, junto a todos los símbolos que traía
conmigo. Al partir, me senté unos momentos, para agradecer por lo vivido y
partí a encontrarme con la Hna
Amelia, para ir a visitar la Congregación de las
causas de los Santos.
Yo no he estado en muchas audiencias a lo
largo de mi vida, pero cada una es una
alegre fiesta de la fe y la pertenencia a la gran familia de la Iglesia
Entramos a la Congregación de los
Santos; en el ascensor nos encontramos con
“Antonino”, un señor muy simpático, que después supimos que era el Dr.
Antonio Mainiero, M.B.A., secretario particular del Prefecto de la Congregación del
Culto Divino. En los segundos que subía el ascensor, le pregunté si había
material sobre las Basílicas Menores (por Maipú), me dijo que sí y que lo
pasara a buscar [luego relataré lo que salió de este encuentro].
Hna. Amelia Peirone con P. Alfredo Simón |
Al llegar a la Congregación me dí cuenta que la Hna Amelia, se movía como “Pedro por su casa”, la saludaban afablemente los porteros, las secretarias, cuanto personaje se movía por los pasillos. Golpeamos y saludamos al Padre benedictino Alfredo Simón, quien está a cargo del proceso de Mario. Un hombre muy afable y agradable, con el cual tuvimos una conversación buena e importante, quién justamente tenía frente a sí la última corrección de la Positio de Mario, que él mismo estaba por enviar a la imprenta para hacer los 60 ejemplares que se necesitan. Ya que llegamos en ese momento providencial, el accedió gentilmente a tomarnos una foto en su escritorio, con la Positio, la Cruz de Mario y la MTA. Para mí, que era la primera vez que estaba en este lugar, fue realmente un momento impactante e inolvidable.
Él esta muy interesado en la causa, le
impacta la calidez del amor mariano de Mario; me decía, su forma de relación es
tan personal, tan cercana cundo está en contacto con Ella. La llama una “causa hermosa”, marcada por ser
laico y que opta por un servicio a los jóvenes, ambos aspectos centrales de la
búsqueda de la Iglesia
en este tiempo. Por eso nos animó a
promover su causa de santidad, para que así Mario ayude a muchos a tener una
vida marcada por Dios y la
Virgen, y para que nos abramos al don del regalo de un
milagro.
Gracias a un contacto de la Hna Amelia, al día
siguiente tuve una buena entrevista con una agencia de noticias sobre Mario, su
persona, su significado y el proceso. En unos quince días, aparecerá en: www.romereports.com.
Para agradecer este día tan lleno de
emociones y descansar un poco fuimos a comer a una “excelente picada romana”,
llamada Cantina Tirolesa, que era donde el Papa, cuando era Cardenal, se
escapaba a tomarse una cerveza. Así que en su nombre, brindamos con una “Weissbier”.
Y así concluyó este día.
Con
cariño se los envío para compartir algo de lo vivido en este tiempo.
Con cariño los bendigo a cada uno,
P. Carlos Cox
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