martes, 6 de marzo de 2007

Una Cruzada Inolvidable

Tres neuquinos entre 100 jóvenes de distintos países participaron de la «Cruzada de María 2007», organizada por el Movimiento de Schoenstatt.

Neuquén: Juan Ignacio Varessio y Fernando Aquino, de 18 años, y Esteban Albiger, de 17, realizaron, al igual que el General Don José de San Martín, la travesía de cruzar la fastuosa Cordillera de Los Andes, junto a otros 97 jóvenes (todos varones), 4 seminaristas y 6 sacerdotes de 16 a 30 años de Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil, Argentina y México, en el marco de la Cruzada de María 2007, del 12 al 28 de enero.

La actividad fue organizada por el Movimiento de Schoenstatt, perteneciente a la Iglesia Católica. Los jóvenes partieron desde el Santuario de Mendoza, pasando por el Cristo Redentor, para llegar luego de 16 días de intensa caminata al Santuario de Bellavista de la Florida en Santiago de Chile. La ruta fue la que siguió el ejército Libertador del General San Martín y O´Higgins. Se trató de una peregrinación que, hasta donde se sabe, es la más larga de América.
Fue toda una aventura: unos meses antes, la preparación consistió en un entrenamiento físico, y una vez en el camino, el desayuno era un pan con mermelada, el almuerzo un pan, una papa, un tomate y un huevo duro y la cena arroz con salsa, fideos, puré con salchichas o guisos, aunque todos los participantes llevaban chocolates o barras de cereal que compartían con el grupo.

Los kilómetros

Teniendo en cuenta la señalización, la distancia recorrida fue de 384 kilómetros, aunque fueron alrededor de 400 kilómetros. El promedio es de 25 kilómetros por día, a un paso de 7,5 kilómetros cada hora y media, con descansos de 20 minutos.

Otro punto a tener en cuenta fueron los horarios. Los jóvenes se levantaban generalmente a las 3 de la mañana ( dos días un poco más tarde) y empezaban a caminar a las 4.30, hasta el medio día. Los tramos eran de 50 minutos hasta el tercer día, que pasaron a ser de una hora y media con descansos de 20 minutos.

El grupo contó con el acompañamiento permanente de un camión del ejército, que llevaba los alimentos y un tanque de agua para recargar en cada parada; y de un señor, que, con su camioneta, se encargaba de las urgencias y de transportar a los que no podían caminar por las ampollas.
A los 16 días, el grupo logró, exhausto pero feliz, llegar a destino: el Santuario de Bellavista de la Florida, en Santiago de Chile. Sin lugar a dudas, una experiencia tan fantástica como inolvidable.

Números

100 Los jóvenes que participaron de la travesía.
3 La hora en la que se levantaban.
4.30 La hora en la que comenzaban a caminar.
384 Los kilómetros recorridos.
16 Los días de caminata.

«Con muy poco hicimos mucho»

Neuquén: Juan Ignacio Varessio, uno de los tres jóvenes neuquinos que participó de la cruzada, destacó el valor de la experiencia en términos de unidad, compromiso y compañerismo, además de recordar con emoción los tramos más importantes de la misma.

“Fue una experiencia bárbara. Al principio era como un desafío, nos preguntábamos si íbamos a llegar. Nos sirvió a todos los que fuimos para valorar todas las cosas que tenemos en la vida cotidiana. Con muy poco hicimos mucho”
“La diversidad de nacionalidades fue todo un desafío para la integración del grupo. Siempre había un compañero dispuesto a ayudarte más allá de la nacionalidad” agregó.

Dos momentos cumbres


“Hubo dos momentos cumbres, uno fue la llegada al Cristo Redentor. Fue como sacarnos una gran mochila, ya que fueron los tramos más duros. El otro fue la llegada a Bella Vista, una gran emoción, un cierre bárbaro de todo lo que se hizo” destacó.

Una gran anécdota fue la llegada a Los Andes: «El ejército nos recibió con un gran almuerzo y nos prestó la pileta, por lo que recargamos fuerzas y hasta jugamos un partido de fútbol» contó.

También destacó el apoyo de la gente: “A la salida de Mendoza, mucha gente nos daba su aliento, aunque otros nos decían que estábamos locos. Una vez en la ruta, nos saludaban o nos tocaban, por lo que nos sentíamos acompañados” finalizó.

Fuente: Diario La Mañana Neuquén

El Cruce de los Andes con la fuerza de la fe

UNA AVENTURA ESPIRITUAL

Jóvenes de diversos países, del Movimiento Schoenstatt, realizaron este verano una travesía plena de espiritualidad


Que 120 jóvenes decidan cruzar los 400 kilómetros que separan Mendoza con Bellavista en Chile a través de la Cordillera, caminen durante 15 días subiendo a 4200 metros de altura, duerman a la intemperie, pasen frío y calor extremos, puede parecer uno de los tantos programas de "turismo de aventura". Sin embargo está lejos de serlo.

La Cruzada de María es una propuesta que hace el Movimiento de Schoenstatt cada tres años y del que en enero participaron chicos de distintas partes del mundo con un solo lema: la unidad de todos los pueblos latinoamericanos.

Matías Moy, un estudiante universitario oriundo de Ushuaia que participó de la Cruzada cuenta: "Me enteré de la peregrinación en el 2005 mientras hacíamos una misión en Mendoza y me entusiasmó mucho la idea de cruzar los Andes caminando. Si bien no iba con expectativas la experiencia fue hermosa. En medio de la Cordillera, mirando alrededor la naturaleza es imposible no encontrarse con Dios y con María".

Claro que no todo es fácil, aclara, "ya los primeros días te duelen las piernas, el cuerpo, estás cansado de dormir en el suelo, te salen ampollas y los almuerzos son siempre iguales: un pan, una papa, un tomate y un huevo".

Las peregrinaciones comenzaron en 1999 por iniciativa del sacerdote de Schoenstatt, Claudio Martínez, ante la proximidad del jubileo y como programa previo a un encuentro internacional de la juventud masculina de ese movimiento. El mismo camino recorrido por San Martín y O'Higgins para lograr la independencia de los pueblos chileno y argentino, en esa oportunidad fue instrumento de la lucha contra aquello "que aleja a los jóvenes de Dios". "El Cristo Redentor, primer monumento a la paz en el mundo y nuestros santuarios marianos son una permanente invitación a ello", decía el sacerdote en una carta enviada a la Familia de Schoenstatt Internacional ese año.

Ocho años después, con el mismo espíritu, jóvenes de Argentina, México, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile unieron caminando los dos santuarios. "Cuando la columna se separaba —recordó Matías— y me quedaba un poco solo, miraba las montañas a mi alrededor y eran momentos ideales para rezar, cantar, para reflexionar sobre mi pasado y también sobre qué quiero para mi futuro". Con la cordillera, lagos y desiertos como escenario, todas las noches celebraban misa. "Sufríamos mucho el viento —dijo— pero cada una era inolvidable, diferente a cualquier otra celebración".

Todos los que participaban dispusieron de su tiempo de vacaciones para hacer esta cruzada. "En lugar de ir a ver a mi familia a Ushuaia —dijo Matías— preferí ir a Mendoza y no me arrepiento. Alguno puede pensar que es como un deporte, pero si se lo toma así se hace muy pesado. Yo me di cuenta que con un poco de esfuerzo personal y decisión se puede superar cualquier cosa en la vida. Siempre que Dios y María estén a nuestro lado no hay nada imposible".

María Montero
Fuente: www.clarin.com

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Cruzada de María, una locura de amor

Ciento nueve jóvenes, cinco seminaristas y seis sacerdotes caminando 400 Km. a pies por los Andes - de Santuario a Santuario

LATINOAMÉRICA, Claudio Martínez. F. 3 AM. Noche aún. Las estrellas decoran el cielo que nos mira despertar. 5 AM. Oración de la mañana. Se escucha el grito “¡Cruzada de María, en marcha!”. 120 aventureros de la Mater se ponen en camino, siguiendo la imagen de su Reina y avanzando por el costado de la carretera o las vías de tren abandonadas. 1 PM Cansados, pero con una inmensa sonrisa en la cara y en el corazón, llegan al lugar de descanso, habiendo avanzado unos 25 Km.: un poco más cerca de la meta. 7 PM Celebración de la Santa Misa, cena, oración de la noche y descanso.

Más o menos este fue el ritmo de vida que llevamos durante 16 días, 109 muchachos de las juventudes masculinas de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, México y Chile, más 5 seminaristas y 6 sacerdotes. El 13 de enero iniciamos la aventura de cruzar a pie la cordillera de los Andes – el cordón montañoso más alto de América del Sur – uniendo los Santuarios de Mendoza en la Argentina y Bellavista en Santiago de Chile, separados nada más ni nada menos que por 400 Km.

Un amor loco por Schoenstatt y su misión

Razones comunes a todos para hacer esto: un amor loco por Schoenstatt y su misión, por la Mater y el legado del Padre Kentenich. Razones personales: muchas, que fueron ofrecidas aportando al capital de gracias con ampollas, dolores musculares, frío, viento, calor, cansancio, horas de meditación y de oración, conversaciones de lo humano y lo divino, nuevas amistades, canciones y mucha, pero mucha alegría. Ni siquiera una tormenta de lluvia, polvo y viento implacable fue capaz de hacer renunciar a estos cruzados de la Mater, que avanzaban como Iglesia latinoamericana, la que este año estará marcada por la V Conferencia del CELAM, especialmente por el tema del Discipulado en Cristo. Día a día los peregrinos fueron meditando acerca de cómo ser discípulos de Cristo en Schoenstatt y cuál es el aporte que como jóvenes quieren hacer en sus ramas y en el mundo de hoy.

¿No fueron los locos, los que otros llamaron locos, quienes soñaron con nuevas realidades, aquellos que de alguna forma lograron cambiar el mundo?.

Luego de recorrer hermosos paisajes y ascender lentamente, atendidos muy bien por la familia de Mendoza, el domingo 21 de enero llegábamos a nuestra primera meta. A 4.000 metros de altura, justo en la frontera entre ambos países, se levanta la estatua del Cristo Redentor, el monumento a la paz más antiguo del mundo. Ahí se hace palpable el sueño de Mario Hiriart, cuya cruz preside la caminata: “Desde Río Grande hasta Tierra del Fuego, América será tuya y arderá en el amor de Dios por medio de la alianza de amor. En los Andes construiremos un Santuario como símbolo de la unión de nuestros pueblos y nuestros corazones, como símbolo del triunfo que la política no pudo obtener y que la Mater obtendrá por medio de sus instrumentos”. Y eso fue justamente lo que hicimos, formar todos abrazados un Santuario en torno al Cristo, un Santuario que se venía gestando en el camino y un Santuario al que esperábamos llegar.

En esta cuarta Cruzada de María, la peregrinación más larga de América, los jóvenes también cargaban en sus mochilas las intenciones de muchas otras personas, que fueron ofrecidas a los pies del Cristo Redentor. Espiritualmente caminaron con nosotros y sus anhelos se elevaron al cielo, en medio del cielo.

¿Qué hacen aquí?, ¿están locos?, seguramente era lo que pasaba por la cabeza de los automovilistas y camioneros que nos saludaban con toques de bocina y nos deseaban suerte. Sí, porque algún tipo de locura hay que padecer para hacer semejante sacrificio en medio de las preciadas vacaciones de verano. Pero ¿acaso no fueron los locos, los que otros llamaron locos, quienes soñaron con nuevas realidades, aquellos que de alguna forma lograron cambiar el mundo?.

Todos juntos en el Santuario

Seguimos la misma ruta que hace 190 años hicieran las tropas que a las órdenes del Gral. José de San Martín liberaron a la Argentina y a Chile. Claro que este ejército de hoy no llevaba armas, sólo la fe, y su gran batalla era conquistar la libertad interior, que suele ser la lucha más dura.

Comenzamos el descenso y las ansias por llegar aumentaban. Santa Teresa de los Andes nos recibía en Auco y su ejemplo de santidad era más que alentador. También el cobijamiento y la hermosa recepción que nos hiciera la Familia de Nuevo Belén, y luego la Federación de Señoras en la Casa de Manuel Montt, nos dieron fuerzas para el último tramo.

De Santuario a Santuario, luego de 16 días la meta se hacía realidad. Primero todos juntos y luego corriendo, llegábamos hasta el Santuario de Bellavista, el Santuario de la Misión, a renovar nuestra Alianza de Amor y decirle a la Mater: aquí estamos, como nadie nos dijo que era imposible, lo hicimos por ti. Y tal como dicen las Escrituras “quítate el calzado, porque la tierra que pisas es tierra santa”, nos sacamos los zapatos y todos juntos, los 120, entramos al Santuario para agradecerle con emoción a la Mater todas las imborrables vivencias de esos días.

Queremos recordar especialmente al Padre José Luis Zabala por preparar y conducir esta Cruzada, a Dante Bercich por su infatigable ayuda y compañía, a los ejércitos argentino y chileno por su hospitalidad y apoyo logístico, y a todas las personas que colaboraron para que este sueño se hiciera realidad.

Hasta 2010…

¿Qué pasó por el corazón de cada peregrino?. Eso sólo Dios y la Mater pueden saberlo. Claro que algo de ello podemos leer en el libro recientemente publicado por Editorial Patris Argentina: “Cruzada de María, una locura de amor”, de Javier Lascano, con los testimonios de jóvenes que han participado en las diversas cruzadas.

¿Qué sintió este peregrino?. Una inmensa alegría y agradecimiento por haber acompañado – ahora como seminarista – a tantos jóvenes que anhelan acercar este mundo a Dios y que buscan incesantemente ser santos, ahí donde Dios les pida estar.

Y para los que se animen, ¡guarden fuerzas! porque en el año 2010 nos encontraremos para una nueva Cruzada, la del bicentenario de la independencia de nuestros países.

Fuente: www.schoenstatt.de


lunes, 5 de marzo de 2007

Cruzada de María en la Parroquia Dolores

120 Peregrinos de la Cruzada de María 2007 se hicieron presente el sábado y domingo pasado en nuestra Parroquia. Fue un momento de alegría y entusiasmo desbordante, que sólo lo logra una juventud comprometida con altos ideales. El sábado 27 de Enero cerca de las 13 hrs. hicieron su entrada en la explanada de la Parroquia entre cantos, gritos, música. Luego fueron acogidos por miembros de la comunidad en sus respectivas casas, para brindarles algo de comida, una buena ducha y un merecido descanso. Por la noche una gran cena en el patio del Sagrado Corazón fue el momento del encuentro más íntimo, donde pudimos repasar la peregrinación a través de una sesión de fotos. La alegría desbordante, la hondura de la cercanía fraterna quedará grabado en nuestra retina. Le damos las gracias a cada miembro de la Cruzada de María que nos dieron la posibilidad de renovarnos a todos en el impulso juvenil, en la decisión por grande sueños: América será tierra mariana.

(las fotos de la Cruzada en la Parroquia las pueden ver aquí).

Fuente: http://www.parroquiadolores.cl/noticias/