lunes, 29 de septiembre de 2003

Palabras del Ingeniero Sr. Sergio Cavagnaro, Presidente de la Fundación de Ingenieros de la Universidad Católica, FIUC.

Que distinto fue el Chile que Uds., estimados colegas, enfrentaron hace 50 años cuando egresaban de esta querida Universidad para emprender el desafío de ser ingenieros. En ese entonces Chile ciertamente era un país aislado, con poca proyección al mundo y por cierto sin los términos tan corrientes hoy en nuestro lenguaje cotidiano como: televisión, globalización, internet, informática, celulares, smog y tantos otros.

Grandes han sido los cambios en medio siglo. Cabe entonces preguntarnos, ¿cuánto hemos realmente progresado? Pareciera sin embargo, que la respuesta ya no es tan simple, porque sin duda también en estos últimos 50 años hemos vivido a nivel mundial una creciente degradación del ser humano, de la sociedad y de la familia misma. Desgraciadamente Chile no ha quedado al margen de ello. En particular la prensa y los medios nos han informado de diversas irregularidades en sectores público y privado, que han preocupado a la ciudadanía.

Surge entonces la siguiente pregunta : ¿por qué cuándo la naturaleza y las ciencias se rinden a los pies del hombre, por otro lado y con la misma vehemencia vamos perdiendo en calidad de vida, en alegría de vivir, en fraternal unidad?

Pareciera ser que la respuesta está en la loca carrera por lograr el éxito personal, desenfrenado y egoísta. En buscar que el mundo se rinda a nuestros pies y que para conseguirlo, todo está permitido y no hay obstáculo alguno que no deba ser destrozado, ya no sólo superado. Es la doctrina de el tener sobre el ser. Es la falta de capacidad de reconocernos criaturas perecederas que no tenemos más sentido que cumplir, que amar a Dios y amar al prójimo, para felicidad en este tiempo y vida eterna a continuación.

Pues bien estimados colegas, ¿ por qué me refiero a todo esto? Precisamente para destacar que uno de ustedes, uno de los nuestros, hizo con su vida exactamente lo contrario a lo que pareciera que la corriente actual quisiera llevarnos. Si, Mario Hiriart Pulido; Uds. lo conocieron bien.

Mario es un gran ejemplo para los ingenieros y queremos que sirva de faro en estos días. Su legado, desgraciadamente aún poco conocido entre nosotros, es ciertamente una clave para construir un mundo mejor.

Así también Uds. durante todo este medio siglo han contribuido a crear un Chile mejor. Se los agradecemos y hoy les pedimos que jamás den por terminada esta tarea. La Fundación de Ingenieros –FIUC-, los acoge para que continúen traspasando su saber, experiencia y valores a las nuevas generaciones de ingenieros. Como miembros de FIUC nos hemos impuesto tres tareas fundamentales a las cuales los invitamos fervientemente:

  • a primera es servir de punto de encuentro de los ingenieros U.C., donde todos tengan lugar para opinar y para desarrollar una sana camaradería.
  • a segunda es colaborar con la Escuela de Ingeniería en definir que es lo que Chile necesita como ingenieros, garantizando así un pleno aprovechamiento profesional y por cierto una mayor realización personal y,
    -La tercera, es lo relativo al ámbito social y espiritual que se manifiesta en becas para estudiantes meritorios de escasos recursos, pero sobre todo en definir, transmitir y resguardar los valores y la ética profesional del Ingeniero U.C.
Éste último aspecto, el de la ética, es quizá el más delicado y más necesario hoy en día. Relajarnos en esto es botar a la basura nuestro cartón y nuestro prestigio.

Hace poco hemos visto bullados casos en Estados Unidos y no menos escandalosos en Chile, a los que conduce el trabajar sin ética. A eso debemos rebelarnos con toda nuestra capacidad y esfuerzo.

Es una tarea importante en la que todos caben y valen. Particularmente es un deber de aquellos que, como Uds. han logrado conservar con su ejemplo la dignidad del ser humano.

Uds. han sobrevivido y con éxito a un mundo complejo y amenazante. Tienen también un deber con las nuevas generaciones y ellas lo demandan. Que doloroso sería si lo que un gran general francés del siglo XVIII fuera cierto, él decía: “para domesticar a los hombres basta con corromperlos”.

Hago entonces un llamado a nuestro Rector, a nuestro Decano y a todos Uds., integrantes de la Fundación de Ingenieros de la Universidad Católica, para que sentemos las bases de la Ética del Ingeniero, con derechos y deberes, que estipule con claridad y firmeza qué es lo que queremos de nuestros colegas, cómo queremos que nos vea la sociedad y cuáles son los valores que creemos y queremos defender.

El llamado es en particular a Uds. que enteran medio siglo de actividad profesional para que en el futuro inmediato procuren estrechar su vinculación a nuestra Fundación. Por de pronto tendremos la oportunidad de volvernos a reunir todos los ingenieros U.C., el día 4 de noviembre, en la tradicional comida anual de camaradería.

Finalmente quisiera agradecerles su presencia y pido a Dios que a todos Uds. nos ilumina y a San Agustín nuestro santo patrono, nos de la inteligencia, capacidad y perseverancia para hacer de Chile un hogar cada día más acogedor, en el cual los ingenieros U.C. tomen con fuerza y decisión el ejemplo de vida de hombres tan notables como fue nuestro colega Mario Hiriart.


Muchas gracias.

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