lunes, 29 de septiembre de 2003

Profesor Juan Enrique Coeymans se refirió al Ingeniero Hiriart

Palabras del profesor Juan Enrique Coeymans en la ceremonia de inauguración de la placa en memoria del Ingeniero y Siervo de Dios Mario Hiriart, donada por la Fundación de Ingenieros de la Universidad Católica de Chile, FIUC.

Sra y sres

El año 1945 terminaba la segunda guerra mundial y Europa se encontraba en escombros, escombros físicos y morales.

Tres católicos, políticos demócrata cristianos europeos, Robert Schuman en Francia, Alcide de Gasperi en Italia y Conrad Adenauer en Alemania, son nombrados primeros Ministros de sus respectivos países.

Esos tres políticos, sueñan con terminar esa inacabable historia de guerras en Europa por siglos, y dan comienzo a un sueño: la comunidad económica europea: la Unión Europea de hoy, fue fundada por ellos. Dos de esos políticos primeros ministros están en proceso de beatificación: Robert Schuman y Alcide de Gasperi… Junto con ellos hay un conjunto de otros políticos acompañantes en esa epopeya, para los cuales también Roma ha abierto sus procesos de beatificación. Puede decirse, que la Unión Europea, uno de los hechos históricos mas fundamentales e importantes de los últimos siglos en Occidente, se funda y se construye, sobre los hombros no solo de cristianos sino que de santos.

Nuestra Escuela y nuestra universidad, también es obra de cristianos visionarios de fines del siglo XIX. La nueva Escuela, la que conocemos hoy, comienza en 1960. Es obra de Raúl Devés, y de muchos otros entre ellos Mario Hiriart, quien es uno de los primeros en ser contratados como jornada completa, una novedad para la época. Que Mario esté en proceso de canonización, es un llamado a recordar que nuestra Escuela es obra de cristianos acompañados por hombres de buena voluntad de toda creencia, pero descansa también sobre los hombros así lo esperamos, de un santo.

Parece un sino, que las obras grandes, se construyan con la ayuda de santos.

La Fundación de Ingenieros de la Universidad Católica ha querido colocar este primer y sencillo recuerdo en nuestra Escuela, para traer a nuestra consideración cosas importantes.

La primera, que es posible ser ingeniero y humanista. Que no hay contradicción. Que la tecnociencia, que eso es la ingeniería, lejos de deshumanizar, bien empleada dirigida y usada, es causa de la humanización. Ninguno de los humanistas que alegan en contra el desarrollo científico tecnológico estaría vivo si no hubiese existido dicho desarrollo científico y tecnológico. Mario Hiriart era un apasionado de la unión humanismo e ingeniería. Era un ingeniero y un humanista. Y en su persona, produjo una síntesis hermosa entre ambos mundos aparentemente distanciados y sospechosos uno del otro.

Tengo el documento trabajado por una comisión integrada entre otros por el siervo de Dios, pero en la que se descubre el estilo de redacción de Mario, en el cual plantea la creación de un departamento Humanístico en la Escuela de Ingeniería allá por el año 1961, que fue pionero en Latinoamérica, y toda una concepción de lo que debería ser la formación integral de los ingenieros. Ese Departamento fue muy fecundo y funcionó hasta 1968, donde en aras de lo mejor, abrir la Universidad entera con todos sus cursos a nuestros alumnos, se destruyó lo bueno que había.

El segundo significado de esta placa, es que tener un futuro santo en nuestras filas, muestra nuestro nicho y nuestra tarea y misión diferenciadora con respecto a otras Escuelas de Ingeniería. No es solo la excelencia académica lo que nos debe distinguir, por cierto que nos importará siempre, pero lo más importante, es que queremos formar ingenieros, que lleven la impronta de un humanismo amplio y abierto a la trascendencia, ingenieros que miren al hombre y la sociedad con las categorías dignificadoras de la visión cristiana.

Mario Hiriart es el símbolo que nuestros alumnos, no pueden ser formados solamente para ganar plata, sino para crear empresas y dar trabajo, para dignificar a nuestro pueblo, y en las actuales circunstancias de Chile y por varios decenios en este siglo XXI, para superar la pobreza.

Por último, y no lo menos importante, Mario quiere recordarnos, que nuestra morada está en la tierra durante un tiempo, pero que estamos llamados a la eternidad, y nuestro corazón, confesémoslo o no, tiene hambre de Dios y de infinito.

A nombre del Fundación Mario Hiriart, quisiera agradecer a la Fundación de Ingenieros por este primer regalo para recordar al siervo de Dios Mario Hiriart (la sutileza del primer regalo es porque espero que cuando sea declarado venerable tengamos una estatua en nuestro Campus...).

Cuando FIUC, nos regala esta placa recordatoria cumple una tarea importante: que seamos agradecidos con lo que Dios nos ha regalado durante mas de un siglo como Escuela, y seamos concientes de nuestra tarea educadora.

Que contemplar esta placa del siervo de Dios nos recuerde a profesores y alumnos, que en esta Escuela estamos para tareas grandes que nos sobrepasan, pero que con la ayuda de Dios, es posible alcanzarlas.

Muchas gracias.

JUAN ENRIQUE COEYMANS AVARIA

Juan Enrique Coeymans Avaria

Profesor Titular

Profesor del Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística

Gerente de Coordinación de Consultorías Complejas, DICTUC S.A.

Especialidad: Simulación de Trafico, optimizacion de semáforos,teoria de filas de espera, y diseño vial urbano

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