“¿Querrías regalarme a raudales la gracia de la humildad a semejanza tuya? Cuando alguien te alaba, Madrecita, tú retrucas simplemente: ‘mi alma glorifica al Señor’ y pones especialísimo acento en aquello de ‘porque miró la pequeñez de su servidora’.”
Mario Hiriart
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